La celeste no jugó bien, pero ganó su segundo partido y aseguró la clasificación junto a Rusia.
No fue un partido lindo. No apareció el juego. Por momentos, sobre todo en el primer tiempo, se pasó algún desasosiego en defensa. Y se terminó pidiendo la hora.
Pero los Mundiales son para jugar y después corregir. Y lo cierto es que Uruguay jugó dos y ganó dos, y con Rusia son los dos primeros clasificados a octavos de final. Conociendo a este equipo, uno cree y espera que ahora, en las difíciles, sí empiece a aparecer un equipo que se sienta más cómodo. Quizás defendiendo más. pero sobre todo, jugando a lo que se plantea.
Primer tiempo
El gol de Luis Suárez, tras un error del arquero de Arabia que salió a cortar, no encontró nada y dejó el arco vacío, le dio a Uruguay lo que no había tenido ante Egipto: un gol tempranero que le diera tranquilidad para manejar el partido.
Hasta ahí, la celeste había tenido más la pelota, pero no los espacios: Arabia se movió bien en bloque cuando perdía la pelota, retrasándose, y complicando la tarea de Vecino y Bentancur, que acapararon todas las salidas con pelota dominada.
Sobre los 15, la celeste ajustó: empezó a usar más los laterales y los pases filtrados entre líneas, saliendo rápido cuando recuperaba la pelota. Para eso empezó a utilizar uno de los puntos débiles que se sabía que tenía el rival: la salida bajo presión.
Así llegó un desborde de Cáceres, otro de Varela, un pase al fondo para el Cebolla y una buena jugada colectiva de contra. Pero otra vez fue de pelota quieta y con el horror defensivo árabe que Uruguay se puso arriba: el arquero salió a buscar la pelota, agarró aire y Suárez, solito en el área chica, la empujó a la red, como para despejar el mal partido ante Egipto, anotar su gol número 52 en su partido número 100, y convertirse en el primer uruguayo en anotar en tres mundiales diferentes.
Luego del gol el equipo de Tábarez retrocedió y cedió la iniciativa a Arabia, con el objetivo de ganar metros para buscar de contra. Por momentos lo hizo excesivamente, dejando que el rival se acercara al área, aunque con centros inocuos y algún tiro que se fue desviado.
La celeste alternó ese juego de espera con presión alta o en propio campo, y así recuperó varias pelotas para salir de contra, que no pudo aprovechar. Un signo de alerta: cuando se adelantó quedó mal parado en alguna contra, que supo resolver Godín.
El control en el segundo
Con los cambios del segundo tiempo Uruguay ajustó esos espacios que había en el retorno, y se paró más en campo rival. Tuvo más dinámica para presionar y para volver. Pero siguió careciendo de volumen de juego, y por eso la posesión fue inocua salvo acciones individuales.
El ingreso de Nández por Sánchez le dio más orden al equipo, y no pasó problemas salvo en los minutos finales, cuando Arabia se la jugó y Uruguay se replegó. La falta de talento árabe no dejó jugadas claras, pero Uruguay posibilitó todas esas opciones.
Claramente Uruguay se siente más cómodo en otro planteo. Y ahora, que empieza a subir el nivel de los rivales, acomodará su planteo a uno más tradicional. Lo bueno es que hay tiempo para corregir y trabajar. Porque esté miércoles la celeste se aseguró dos partido más.
Fuente: (Referi.uy)
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